miércoles, 27 de enero de 2016

SEMÁFORO


EL MÓDELO INTEGRADOR

Exal Baltazar Juan Avila/APyPM

VERDE
Esto se trata de educación, pero no de la recibida en casa ni la acostumbrada en cualquier escuela pública, sino de un tipo en particular: la educación especial.
Cada niño tiene necesidades educativas diferentes, aprenden a ritmos distintos y con métodos diversos, algunos entienden tan solo con escuchar, otros deben tomar notas y algunos más necesitan llevar a la práctica lo estudiado; en la actualidad muchos maestros están capacitados para comprender y atender esa parte de la educación y de vez en cuando, antes de comenzar las clases, realizan un test a los niños para determinar su forma de aprendizaje; sin embargo, hay otro tipo de docentes, los de educación especial, quienes además de conocer los métodos de enseñanza adecuados para el niño común, conoce también la forma de orientar el aprendizaje de los niños con capacidades diferentes y están instruidos en la lectura braille, el lenguaje de señas y las cuestiones de to}tutela pertinentes en éstas prácticas, además de saberse de memoria y práctica los procesos aplicados para la educación de niños hiperactivos entre otras criaturitas necesitadas de paciencia, vocación y conocimiento por parte de quien se encuentra frente al aula.
Nuestra ciudad cuenta con las cuatro instituciones más importantes al respecto: CAM (Centro de Atención Múltiple, escuela para niños con necesidades educativas especiales), la Escuela Normal en Educación Especial, CAPEP y USAER (instituciones dedicadas a la atención y canalización de niños con capacidades diferentes). Un alivio para muchos padres, más de los esperados. A esto se le suman el centro de capacitación laboral y las escuelas de modelo integrador.
¿Qué es una escuela de modelo integrador? No, no se trata de más escuelas como CAM, de esa solo tenemos una. Definamos primero el CAM a grandes rasgos: Es una escuela donde atienden exclusivamente a niños con capacidades diferentes. Una escuela de modelo integrador es aquella abierta a niños de todas las aptitudes y capacidades, pero cuenta con maestros de educación especial, o bien, recibe el apoyo de CAPEP o de USAER, lo cual suele darse en nuestra ciudad pero en los jardines de infancia, como en su momento sucedió en el CENDI No. 3.
AMARILLO.

Nadie tiene la vida comprada, mucho menos la salud y así sucede con las capacidades diferentes, es un imprevisto de la vida y cualquiera puede tener un hijo o familiar con NEE (Necesidades Educativas Especiales), pero esto no es motivo para achicopalarse ni querer destruir el mundo; nos toca encontrar las instancias adecuadas para darle una mejor vida a la criatura, caminar con él o ella esa senda y es algo para hacernos más fuertes, mejores personas y dar lo mejor de cada uno.
Aparte de las instituciones arriba mencionadas (nótese lo siguiente: solo contamos con una de cada modalidad), podemos acudir a las escuelas de modelo integrador de la ciudad, por lo general recibimos la información referente a éstas escuelas por parte de quien nos hace llegar la noticia de las condiciones de nuestro pequeño, o bien podemos consultarlo con la escuela normal en educación especial, sin embargo; no esperen muchas escuelas al respecto, es un área a la cual se le otorga poco recurso por parte del gobierno; son las organizaciones como Teletón y CAESVI A.C. (Caminando por una Esperanza de Vida A.C.)  Las encargadas de ofrecer más atención a un mayor número de personas, pues son de iniciativa privada.
Debido a ésta dificultad las personas con mayor capacidad adquisitiva prefieren recurrir a escuelas privadas, con o sin el modelo integrador, a fin de cuentas, como se les paga directamente no les queda de otra, deben atender las necesidades del niño. 
Sumado a esto, el modelo integrador refiere plusvalía para los colegios, entonces no resulta nada barato atender las necesidades de nuestro hijo(a) o familiar.
Por fortuna existen escuelas públicas aplicando éste modelo educativo, lo cual nos deja la preocupación de alcanzar cupo en ellas; consideramos poco el requerimiento de dichos planteles y con ese pensamiento distamos mucho de la realidad; en nuestra ciudad hay más personas con NEE. Recordemos en éste punto algo de suma importancia: un niño con NEE no es solo aquel ciego, con parálisis, sordomudo o con síndrome de Down; también se trata de niños hiperactivos, con déficit de atención, retraso mental o bien, aquellos cuyo estado de salud no les permite presentarse regularmente al aula de clases o les impide llevar una vida de manera común.
ROJO.
De la mano con la alta demanda y la escasez de instituciones encontramos la sobrepoblación estudiantil de las escuelas de modelo integrador.
Si bien, de acuerdo al artículo 3º de nuestra constitución, todos los niños y niñas de nuestro país deben recibir educación, es nuestra responsabilidad como padres asegurar la formación apropiada para nuestros hijos de acuerdo a sus necesidades y si nos toca hacer cola desde las tres de la mañana para alcanzar cupo pues lo hacemos y si lo logramos es magnífico.
Pese a los esfuerzos de padres, docentes e instituciones, la cosa no termina aquí.
Transportémonos al aula de clases: Como el recurso para éstas escuelas es limitado, no podemos esperar un salón de primera, con clima y unos vitrales preciosos; con suerte habrá ventilador y un agujero para la entrada de aire. En ocasiones se trata de una escuela de tipo rural-urbana, es decir, dónde los pocos docentes con que cuenta se hacen cargo de todo en la escuela, los maestros son secretarios, directores, intendentes y atienden a grupos multigrado (niños de varias edades y grado escolar). Ahora analicemos esto en conjunto: atender a un grupo de treinta o cuarenta niños en edad de educación escolar o primaria no es tarea fácil, de por si como padres se nos dificulta lidiar con nuestros hijos siendo entre uno y cinco niños, ¿qué será de los maestros? Agreguemos a esto las NEE, distintos niños con muy variadas capacidades en un aula donde se pretende integrarlos, quizá no llevarlos al mismo ritmo, pero si desarrollarlos en el mismo ambiento y con actividades similares a las de un niño promedio, todos pretendiendo ser amigos, con un esfuerzo descomunal por inculcar tolerancia y respeto en la edad del bullying, como es el caso de la escuela Henry Wallon, aquí en la Perla del Soconusco, allá por Laureles y no muy lejos de la Primaria Morelos.

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Tapachula, Chiapas, México; 27012016

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